Antes de
explicar cualquier símbolo específico relacionado a la Virgen, en primer lugar
hay que entender que la imagen de la
Virgen María como símbolo místico-esotérico, representa al ALMA en el hombre.
La
Virgen embarazada, por ejemplo, es el símbolo del alma humana o ‘cuerpo causal’, donde se está
gestando Buddhi como conciencia. Es decir que su futuro hijo, Cristo,
aún no nacido, se está gestando en su vientre, siendo esta una representación esotérica de la gestación de la Conciencia Crística
o Búdica dentro del alma humana
(o Cuerpo Causal).
Cuando
la Virgen aparece (en algunas advocaciones) con su Hijo Jesús ya en brazos,
significa análogamente el “nacimiento”
del Cristo como conciencia en el corazón del hombre; es decir: Buddhi nacido,
o ya naciendo, como energía consciente en el Cuerpo Causal. Esto es análogo a hablar del nacimiento de la “conciencia de unidad”.
El período del embarazo de la Virgen
corresponde al período de probación
del alma humana, que se está preparando para el largo sendero iniciático del
alma. La 1° Iniciación adviene con el “nacimiento” de Cristo como conciencia,
es decir, cuando ya Buddhi (espíritu de unidad y amor-sabiduría) tiene un
primer despertar en el alma. El “bautismo” de Jesús con agua, simboliza a la 2°
Iniciación humana, y la “transfiguración” es el símbolo de la 3° Iniciación. La
4° Iniciación tiene que ver con la “crucifixión” o gran renunciación (del ego).
Pero, todos estos símbolos se
refieren al ALMA humana en expansión, la cual termina por transformarse después
de la 4° Iniciación (la del Arahat) en Alma
Divina al entrar en contacto consciente e integración con los Principios
Superiores (Buddhi y Atma).
Para entender correctamente todos
estos símbolos a nivel esotérico hay que tener conocimientos metafísicos,
especialmente en relación a la
constitución completa de la naturaleza humana, es decir, conocer de las
naturalezas material, mental y espiritual del hombre.
Existen distintas clasificaciones de
la “constitución humana” según las escuelas que la traten. Aquí nos basamos más
en la clasificación que nos da la Teosofía, que habla de la CONSTITUCIÓN
SEPTENARIA DEL HOMBRE (aunque estos temas pueden ser entendidos igualmente
mediante otras clasificaciones).
De todas
maneras, vamos a recordar brevemente cual es esa clasificación septenaria de la
constitución humana, antes de seguir con el tema de “los secretos de la
Virgen”.
Los
7 Principios del hombre, según la Teosofía tradicional, son:
Principio 1- Cuerpo físico.
Principio II- Cuerpo etérico o
cuerpo vital.
Principio III- Prana
(Energía vital)
Principio IV- Kama (deseo).
Cuerpo de deseos o cuerpo emocional.
Principio V- Manas o Mente (que se estudia como ‘mente
inferior’ o concreta y ‘mente superior’ o abstracta)
Principio VI- Buddhi (Conciencia
solar o crística)
Principio VII- Atma (el
Espíritu universal)
El
“Cuerpo Causal”, (concepto que hemos citado en estos escritos), es “el cuerpo
del alma humana” compuesto de una sutilísima materia mental superior, y es
donde se gesta ‘la Conciencia’, que
se va expandiendo con la evolución.
El
título “LA INMACULADA CONCEPCIÓN”, aparece a partir de las repetidas
apariciones de la imagen de la Virgen de 1830 a una vidente llamada Catalina.
En una de esas oportunidades la imagen de la Virgen apareció con la siguiente
inscripción, en forma de semicírculo, rodeando su aura luminosa: “Oh María, sin pecado
concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos”.
En 1858, es decir 28 años más tarde, la Virgen vuelve a aparecer, esta vez
en Francia, a una adolescente llamada Bernadette, y se presenta diciendo: “Yo soy la Inmaculada concepción”. A
partir de estas 2 apariciones (de 1830 y de 1858), a la Virgen se la empezó a
nombrar como “La Inmaculada Concepción”.
En la primera de estas 2 apariciones, de 1830, la Virgen se presenta con sus pies descalzos aplastando una serpiente verde que reparaba por el mundo. Su túnica es blanca,
su manto celeste y en su cabeza lleva una
corona de 12 estrellas.
(En la
descripción se destaca en ‘negrita’
los elementos simbólicos que tienen un profundo sentido esotérico).
Recordamos,
en primer lugar, (como sabrá quien leyó los otros artículos en http://misterios-de-isis.blogspot.com.ar
), que esta advocación de la Virgen (de “La Medalla Milagrosa”) se relaciona
con el “Centro Libertad” (Tercer
vértice de la base de la Pirámide de
Iniciación) y con la 3° Iniciación humana. Esta particular Iniciación se da
principalmente en el campo mental del individuo.
El
hombre en vías de la 3° Iniciación comienza a elevarse del plano emocional y a
polarizarse en el plano mental y allí trabaja a través de su Discernimiento,
superando las ilusiones y espejismos que lo ataban a la Ignorancia. Cuando
vence en este período de lucha interior, el hombre, a través de la constante
reflexión, ha abierto una brecha de comunicación con el plano del ALMA, desde
donde comienza a recibir inspiración.
En
la aparición de la Virgen en 1830, el proceso de la 3° Iniciación está
simbolizado por la Virgen (simbolizando la Divina Razón) pisando a la serpiente
(el mundo del deseo y las emociones) y venciendo así a “Mara” (‘el engañador’).
La ‘serpiente’ reptaba por el mundo (el mundo interior del hombre) y la Virgen
(la mente superior en el hombre, su alma) pisa a la serpiente (vence al
espejismo y a la ilusión). ‘La Virgen’ (el alma humana-divina) pone así a ‘la
serpiente’ (el plano astral con sus espejismos) bajo su dominio y control,
representado por su pie pisando, controlando, a la serpiente, la cual ya no
puede reptar libremente por el mundo (el mundo interior del hombre).
La
corona de 12 estrellas sobre la cabeza de la Virgen simboliza la iluminación
mental y de la conciencia (el señorío de la Razón pura o Buddhi) que lleva al
Iniciado de 3° grado al discernimiento superior, lo cual le posibilita superar
la ignorancia (espejismos astrales e ilusiones mentales).
En
síntesis, la Virgen, que representa a la “burbuja álmica” o bien, al “Cáliz de
la mente superior”, vence al deseo y al mundo astral lleno de espejismos, y
vuelve sus ojos a Buddhi (principio
superior a manas, o mente) volviéndose receptiva a lo superior. En el ‘Cáliz’
puede ahora verterse el vino nuevo de Buddhi, o Cristo.
De
esta manera el alma, que antes estaba envuelta en el deseo, por lo cual era un
“alma humana” debido a la influencia
astral, se convierte así en “alma divina”.
Esto significa que la mente superior, al vencer al espejismo astral y unirse a
BUDDHI se vuelve un alma crística, búdica
o divina.
Todos
estos símbolos representan signos de la 3° Iniciación de la Conciencia humana.
El concepto de “la Inmaculada Concepción” que se desprende de la aparición de
1830, encaja perfectamente en nuestro relato de los símbolos, en su aspecto
esotérico. Veamos:
“La
Inmaculada Concepción” es manas
(la mente) limpia, inmaculada, porque ya ha vencido a kama (el deseo) y a maya
(la ilusión). Entonces, la mente, ya libre de espejismos e ilusiones, es capaz
de “concebir” pensamientos puros
impulsados por la influencia de Buddhi-Atma
(el Espíritu con su primera envoltura divina).
De aquí la
frase: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. En realidad, es en la
“mente virgen”, es decir, purificada, del Iniciado, donde se produce tal
afirmación.
Habría
más para decir, porque en esoterismo siempre se está al comienzo, pero con
estos símbolos develados, se abre una puerta para la reflexión del investigador
y el buscador de las verdades esenciales del ser humano.
Estos
escritos son solo un punto de partida…
Para más información sobre “las apariciones
marianas en relación a las Iniciaciones esotéricas de las almas , dirigirse al
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